Los siguientes resultados confirmaban lo lejos que el equipo se quedaba de puestos europeos, hasta que llegó la bala de la final de la Copa del Rey frente al Real Betis. En su séptima participación en la Copa de Campeones, quedó eliminado en segunda ronda ante el Feyenoord neerlandés (a la postre, campeón de aquella edición). Tampoco fue capaz de plantar cara a equipos de mayor entidad, siendo goleado tanto por Real Madrid como por Barcelona.